Mi experiencia con la depilación láser que hay que probar

Durante mucho tiempo creí que debía depilarme por el solo hecho de ser mujer. La televisión me mostraba que eso era lo que debíamos hacer, los comerciales depilaban piernas ya excesiva y perfectamente depiladas, nos molestaban en el colegios por peludas, bigotudas, nos decían que era nuestro deber como mujeres y pareciera ser que si no cumplíamos con ese requisito quedábamos fuera de las ligas femeninas.
No depilación = no mujer. Esa fue la ecuación que me enseñaron. Jamás fue un tema que se cuestionara.
Vivimos en un mundo donde constantemente se nos juzga por lo que hacemos y por lo que no hacemos, que nos impone reglas de comportamiento que están convenidas socialmente y que, si uno piensa un poco más en profundidad, no tienen mucho sentido.
Como mujeres, se nos exigen un montón de cosas y se nos limita la posibilidad, mejor dicho, nuestro derecho a elegir. Cuando conocí el feminismo me di cuenta de que nosotras, al igual que cualquier otro ser humano podemos elegir qué hacer y podemos buscar diferentes cosas para sentirnos cómodas y que nadie, absolutamente nadie, debería juzgarte por tus decisiones.
Y también entendí que la depilación forma parte de esas cosas que tú puedes escoger si hacerlas o no, en el momento en que tú quieras y cómo quieras.
Seré sincera, todavía hay momentos en que me siento incómoda si no voy depilada, la gente a veces te mira, con asco, con sorpresa. Todavía hay muchos estigmas y estereotipos que derribar, pero honestamente, poco me importa, porque sé que es mi cuerpo y yo decido qué hacer con él, de hecho, decidí que había partes que sí quería depilar definitivamente (¡hola, foliculitis! Algunas partes de mi cuerpo tienen una dolorosa tendencia a ser afectadas por los terribles vellos encarnados, lo sé, es taaaaan doloroso) y otras que no.
Por esta razón, en algún momento comencé a buscar opciones para depilar esas zonas que quería y llegué a la conclusión de que la depilación láser era mi camino. La definitiva e inigualable. Pero, a ver, seamos sinceras, mientras estemos vivas nuestro cuerpo seguirá cumpliendo las funciones básicas que harán que nuestro vello corporal, cabello, uñas, etc, crezcan, así que no hay ningún procedimiento que haga que esas funciones dejen de cumplirse totalmente. Lo que sí existe son métodos que inhiben esas funciones, y eso es lo que hace la depilación láser.
Dejando esto claro, les contaré mi experiencia usando este método.
La zona del bikini es una de las zonas más problemáticas de mi cuerpo gracias a los detestables vellos encarnados. Es una zona muy sensible, por lo tanto, es muy común que eso suceda, así que decidí que quería probar con el tratamiento láser para poder disminuir este problema. Fui a la Clínica Estétika Médica y me ofrecieron un pack de seis sesiones para el área del bikini. Cuando agendé para mi evaluación, me atendió una Kinesióloga llamada Cynthia y me explicó todo el proceso. Me contó que existen diferentes tipos de láser y que la diferencia entre estos radica en el cabezal de éste, lo que determina el modo de aplicación. No obstante, sea cual sea el que usen, la función y el resultado es el mismo. Me explicó que ellas utilizan láser tipo “diodo” y que su modo de aplicación requería de un gel y de un cabezal frío que va adherido a la piel.
Posteriormente, me explicó la función del láser. Esto me parece muy importante porque siempre debemos estar seguras de qué cosas le estamos haciendo a nuestros cuerpos, cuáles son los procesos a los que nos estamos sometiendo y en Clínica Estétika Médica fueron sumamente claras en este punto.
Este tipo de depilación funciona porque los vellos que están compuestos de melanina (célula que produce la coloración de nuestros vellos, ojos y piel) absorben la luz que emite el láser y la transforma en energía (calor), provocando que el folículo piloso pierda fuerza a medida que se ve expuesto al láser periódicamente, por eso las sesiones son cada un mes. Esto genera que la producción de vellos sea mucho más lenta y que estos crezcan mucho menos pigmentados y que con el paso del tiempo, los vellos se debiliten a tal punto de que no vuelvan a crecer nunca más.
Con toda la información en mi cabeza, agendé para mi sesión. Para esto, necesitaba tener la piel completamente rasurada, ya que el láser diodo funciona adherido a la piel, de esta forma puede alcanzar más rápido el folículo y así el resultado será más eficiente. Me dieron los implementos de seguridad, específicamente los lentes para el láser y comenzamos. La sesión no duró más de quince minutos. Si bien no es doloroso, se siente una especie de calor y una sensación parecida a pequeños pinchazos que se desvanecen inmediatamente. Y así de rápido terminamos la sesión.
Los días posteriores a la depilación son un poco incómodos porque el vello sigue creciendo y pica mucho, sin embargo, luego de su ciclo vital que dura dos semanas, caerán solos. También me recomendaron ayudar a este proceso con un guante exfoliante.
Sin lugar a duda, recomiendo completamente este método para todas esas personas que decidan depilarse y que se sientan cómodas con esto. Es un proceso lento pero seguro y vale muchísimo la pena si así lo deseas.
Más info sobre Clínica Estétika Médica: https://www.estetikamedica.cl/