Volver a bordar con Maria Isabel de I Puntos y Lanas
- En la antigüedad, digamos hace unos 20 años atrás, aún enseñaban en los colegios a bordar.
- Con la cuarentena hemos vuelto a recuperar las habilidades manuales para mantener una mente sana
Hace unas semanas estaba navegando entre las tiendas de Instagram y llegué a Matilde Bracelet. Raquel, una joven emprendedora me atendió muy amable: le hice mil preguntas y las respondió con paciencia, una virtud perdida en estos días y por ella, llegué a I Puntos y Lanas.

Y Punto es una tienda que vende accesorios para bordar y tejer. Con tanta variedad en colores como te los puedas imaginar. Tijeras con formas bellísimas y patrones de ilustradoras chilenas, entre muchas cosas más.
Hablamos con su creadora y entendimos todo lo bueno del mundo gracias a sus palabras y entusiasmo. María Isabel Bascuñán es oriunda de Talca. Cuando se casó con un funcionario de CONAF, aceptó feliz viajar por Chile con su familia.

Pasaron por La Serena, donde nacieron sus dos hijos mayores. Puerto Varas, Santiago e Isla de Pascua, en esta última locación nació su vocación por el bordado, en una historia de respeto y devoción.
Aunque estos tiempos han sido difíciles, María Isabel los ha afrontado con la mejor cara y descubrió que las personas estamos volviendo a lo básico. Y en su caso, apoyar más allá de lo que hacía antes en la educación de su hijo menor, de 14 años. Hoy, se preocupa por la capacidad de socializar de su hijo y también de sus clientes.
Se fueron con un poco de miedo y con los hijos aún pequeños a Rapa Nui. Estuvieron tres años y ella adora la isla. Y aprendió otra cara del respeto.

En la isla, fue a ofrecer sus servicios como voluntaria en el club de la tercera edad. Allá, en Rapa Nui, «la tercera edad es muy respetada a diferencia del continente», me cuenta María ISabel. «Koro y Nua, son conceptos de respeto, son abuelo y abuela, pero también son palabras de nivel de respeto».
Su experiencia familiar fue excelente: «Mis hijos más pequeños aprendieron a hablar pascuense, a bailar y como familia, nos tenían bien considerados porque nos logramos integrar», dice María Isabel.
Así ganó en esos años experiencia en el bordado, pero gracias a su hija Raquel, la dueña de Matilde Bracelet. «Mi hija tenía 6 o 7 años, vio un bordado y me dijo que quería aprender. Pero en la isla no había suficientes materias primas, así que mi hermana o amigos cuando iban, me llevaban materiales y por internet aprendí a bordar. Me quedó gustando y cuando volvimos a La Serena, me topé con un curso de tapicería, esterilla y lanas. Lo tomé y no lo solté más».
Lleva más de 9 años en el mundo del bordado y su negocio tiene ocho años. No solo se ha dedicado a buscarnos los productos a precios más accesibles, también enseña a sus clientes a iniciarse en el bordado, aunque por la pandemia ha tenido que detener esta práctica, no duda en volver a enseñar cuando regresemos a la normalidad.
En el trayecto de este viaje como artista y distribuidora, ha conocido a mucha gente y tiene amistades que nacieron de este arte que nos recuerda, que el mundo se escribe también en el tejido.

Aprovecha la oportunidad de encontrar distintos productos nacionales e internacionales con atención personalizada , en el mismo lugar. Apoya el emprendimiento chileno. Encuentra toda la información en www.instagram.com/ipunto_lanas.y.bordados/
Una invitación del Programa Pymes de Cultufem del mes de febrero.